Una profunda lección de espiritualidad aglutinó la quinta y última clase de «Los Misterios Ocultos de los 72 Nombres de Dios, el Secreto de Moisés», impartida, vía online, por el Rabbí Isaac Benzaquén, máxima autoridad del Instituto de Kabbalah Universal.
«En las redes kabbalistas nos vamos a entretener con la esencia de la creación, las herramientas poderosas de conexión para el flujo energético, lo más trascendente es conectarnos», explicó a su audiencia el maestro espiritual.
Las vías de comunicarnos con Dios
Al evocar las acciones milagrosas de Moisés de dividir el Mar Rojo en dos y hacer brotar agua de una roca, el Rabbí apuntaló la importancia de la meditación, del hitbodedut, para ser más preciso.
«El hitbodedut es un valioso canal de conexión, es el que enciende el aparato de conexión, es lo que mantiene encendida la chispa: si no hay fuego no hay alimento, si no hay alimento no hay nutrición, si no hay nutrición no hay energía, si no hay energía no hay vida», dijo el kabbalista.
«Cuando sale el sol al amanecer estamos creando nuevas expectativas, Dios decide renovar por su bondad infinita el acto de la creación; el hitbodedut nos va a dar esa clave», manifestó, agregando «antes de aplicar este procedimiento hay que ‘intencionar’, tener una voluntad clara y enfocada para que se pueda experimentar esta conexión que es profunda, divina, una conexión entre el polo terrenal y el infinito».
El Rabbí Benzaquén señaló que «Moisés lo dirigió hacia la expansión de la voluntad divina, hacia el amor, hacia el servicio, hacia interceder por otros; cuando estamos en este sendero, en este compromiso de invocar los nombres sagrados, tenemos que analizar si la intención de aplicarlo es altruista o egoísta».
Los 72 Nombres Divinos
Sobre los 72 nombres de Dios, recordó que provienen del Libro del Éxodo, versículos 19, 20 y 21, donde vamos a encontrar en cada sección 72 consonantes. «Se toman la primera del primero, la última del segundo y la primera del tercero y así se forman cada uno de los nombres».
«Vamos a hacer como hizo el maestro Moisés; no es que él invocó cada uno de los nombres sino que repitió las palabras, dijo los tres versículos; se formó, entonces, en el cerebro de Moisés un surco neuronal, una vez que se crea el surco y miramos la tabla se despierta dentro la chispa».
«Voy a recitar en la fonética hebrea durante 49 minutos, con continuidad, sin interrupciones; estos nombres estarán en nuestro cerebro, y cuando miramos la tabla ellos dice ‘aquí estoy presente’ «, enfatizó el Rabbí Isaac Benzaquén al dirigir la sesión de meditación.
Para concluir, preanunció nuevos programas dentro del esquema de enseñanzas del IKU, que serán dados a conocer en amplitud próximamente, entre ellos, la ambiciosa «Formación Alef», en tres niveles, y el «Hitbodedut».